Carlos de Jacoba: «Los flamencos tenemos WiFi en casa, no burros. Hay que actualizar nuestros cantes»

Entre los restos de piedra del antiguo Hospital General de Valencia, dos chavales se resguardan de una tarde de mucha calor a la sombra de un árbol. A pocos metros, otro, un francés, quema con el mechero la punta de lo que le queda de cigarro y escucha sentado. Por los alrededores hay más gente con patinetes, con litronas en la mano o con un libro, pero el parque es solo para sus oídos y para las manos del guitarrista Carlos de Jacoba, que ha presentado esta semana su primer disco en solitario, Alpaca Real.

Entre los restos de piedra del antiguo Hospital General de Valencia, dos chavales se resguardan de una tarde de mucha calor a la sombra de un árbol. A pocos metros, otro, un francés, quema con el mechero la punta de lo que le queda de cigarro y escucha sentado. Por los alrededores hay más gente con patinetes, con litronas en la mano o con un libro, pero el parque es solo para sus oídos y para las manos del guitarrista Carlos de Jacoba, que ha presentado esta semana su primer disco en solitario, Alpaca Real.

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